23 de enero de 2014

The sign of the two

Últimamente se me está haciendo costumbre. Se hace un poco tarde y pinta escribir en el blog. Cada vez me parezco más a ella, que pone absolutamente cualquier cosa en el suyo. El mío nació para contar historias, pero sólo llegué a 3. Después me ganó el corazón y empecé a hablar de mi, de mis cosas. Y hoy lo mantengo de ese modo, entre mis cosas hablo de ella.
Imposible hablar de ella sin mencionar sus uñas, su media sonrisa, su pasión por la moda, sus bandas favoritas (cualquier inglés), su humor, sus caras, su buena onda, su forma de hablar, Sherlock, Watson, un pedacito de vida en Londres, pero de ida y vuelta por suerte.
Pausa.
Esto es demasiado, si llega a leerme es obvio que va a darse cuenta que hablo de ella, y se va a asustar. A fin de cuentas sólo nos dimos un par de besos, no me puedo poner así, no es sano. Pongamos un título cualquiera para que no sospeche nada y listo.

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