17 de enero de 2010

Testigo

Es esta la primera vez que narro esta historia, que a diferencia de las anteriores, es verídica.
Los hechos tuvieron lugar en la localidad de Loma Hermosa hace un año atrás aproximadamente; durante un campamento que desarrollamos en la temporada de verano de una colonia de vacaciones.
Me encontraba pacíficamente afuera del salón principal, deleitando mis oídos con música rock, mientras miraba el tránsito del pasillo y esperaba a que los colonos se durmieran. Vi a Andrea, una de mis compañeras de trabajo, dirigirse hacia los vestuarios dispuesta a bañarse. Minutos más tarde, también vi a Carlos, encargado del buffet, dirigiéndose a su lugar de trabajo junto a los vestuarios.
Permanecí en mi lugar, cerca de una hora a juzgar por la cantidad de canciones que escuché en ese tiempo. Cuando por fin veo salir de los vestuarios a Carlos, que al pasar por al lado mío metió los labios dentro de su boca, y arqueó sus cejas. Le devolví una sonrisa cómplice. E inmediatamente después se asomó Andrea, quien no me dirigió la palabra al verme, ni tampoco un mínimo gesto.

Voy a sincerarme con mis lectores, y darles mi opinión. No se que habrá ocurrido entre ellos en los vestuarios ni quiero saberlo; pero no creo que Andrea haya ido a bañarse en ese momento, ni tampoco creo que Carlos, haya ido a buscar algo al buffet. Ya que, el toallón de ella estaba seco, y las llaves del buffet las tenía yo.

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