16 de enero de 2010
Analogías
Encontre el cuerpo de mi Maestro 2 días después de nuestra última comida. Y sentí que ese lugar no era el indicado para Él. Decidí entonces reunir a Sus 12 seguidores y mediante común acuerdo elegir un lugar adecuado donde enterrarlo. A pesar de la ausencia de uno de nosotros, acordamos que el mejor lugar para ubicar Su tumba era Su lugar de nacimiento. Y allí Lo enterramos, en un solitario establo camino a la ciudad de Belén. Al siguiente día, todos notaron que Su cuerpo ya no estaba en el mismo lugar. Y aún hoy (miles de años después) algunos siguen tratando de encontrarlo.
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